Es fácil apreciar el fino trabajo en cuero que proviene del atelier y boutique de Munira Mendonça en Granada, España.

Durante más de veinte años, su tienda ha sido un destino fijo al otro lado de la calle de la Plaza Nueva, ambientada con su gran fuente, bordeada de árboles de sombra, llena de cafés y las vistas y los sonidos del cante y el baile flamenco. Un corto paseo desde esta plaza lo lleva al antiguo barrio morisco del Albaicín y ofrece impresionantes vistas diurnas y nocturnas de la Alhambra, que se encuentra en la cima de la colina detrás de la tienda con vista a la ciudad.

 Si uno tiene suerte, encontrará a Munira trabajando el cuero en uno de sus diseños en una pequeña mesa en la parte delantera de la tienda. Sin embargo, la mayoría de las veces trabajará en el atelier de un piso más arriba. Aquí, en un largo estudio de cuero con azulejos frente a la Plaza, la luz del sol de la tarde se filtra a través de las ventanas del piso al techo. El estudio está repleto de mesas de trabajo, herramientas de su oficio y ejemplos de sus piezas de arte en cuero terminadas en varias etapas de desarrollo: talladas a mano pero aún sin labrar, o listas para el acabado policromado antes de que el cuero se transforme en un bolso, un billetera, una funda para iPad o una cubierta hecha a mano para un diario de escritura.

La tienda en sí está llena de todas sus colecciones de diseño y accesorios, así como caligrafías hechas a mano y obras de arte únicas. Todos ellos resuenan con la rica historia cultural y artística de Granada. Una historia que originó la época más monumental, sofisticada y fastuosa del arte islámico español, convirtiendo a Granada en el centro artístico del norte de África y de los reinos ibéricos cristianos. Esta historia alcanzó su ápice en el 13el y 14el siglos en las tallas y caligrafías moriscas de la dinastía nazarí, culminando con la finalización del palacio del monarca nazarí, la Alhambra.

 En este momento de su evolución, es imposible separar Munira, la institución del diseño, y todos los tesoros basados en la historia del arte que guarda, con Munira, la persona, cuya visión artística lo hizo realidad. Ambos han evolucionado a lo largo de un viaje de vida que comenzó en las colinas de Bubión, en las afueras de Granada, en la década de 1970. A principios de los años 90, Munira había establecido el enfoque de su trabajo en las técnicas centenarias de cuero tallado y trabajado a mano conocidas en Andalucía como "cordobanes" y "guadamecies". Al mismo tiempo, encuentra en Granada a su mentor, don Diego Campos Mariscal. Cuando se jubiló a la edad de 86 años, todo lo que podía enseñar se había transmitido y asegurado en el estudio y la práctica constantes de Munira.

 Con el mismo espíritu de aprendizaje gremial, ha transmitido su conocimiento y práctica del oficio tradicional a sus hijos ya los estudiantes que vienen de todo el mundo a estudiar con ella. Como mujer, madre, abuela, maestra, estudiante de la vida y practicante de las artes espirituales, además de artista, artesana, mentora y empresaria, Munira, la persona, también se ha convertido en un elemento fijo en su comunidad. Diariamente enseña su hábil oficio a los estudiantes a los que ahora asesora y comparte su experiencia de vida con aquellos que esperan lograr una vida interior evolucionada, una vida del Espíritu.